El pronóstico de ocho diferentes entidades dejan notar la desaceleración como resultado de las tasas de interés y la inflación. Estas estimaciones no son muy diferentes a la de las de centros de investigaciones de Alianza Valores, Corficolombiana, Bancolombia, BTG Pactual y Banco de Bogotá. Camilo Pérez (gerente de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá) declara que “la proyección para este año es de 1,5%" y la realidad es que la mayoría de analistas le apuestan a un porcentaje cercano a este.
El FMI posicionó a Colombia como la economía que menos crecerá. Según el director de investigaciones económicas en Alianza Valores, las grandes razones son tres:
La realidad es que el mundo en general se está desacelerando, vemos mayores tasas de interés y más volatilidad en los mercados. Teniendo en cuenta que los dos años anteriores fueron de excepcional crecimiento, los hogares consumieron más allá de sus posibilidades y la producción estuvo un poco más alta, y esto presiona la inflación, este año sería de ajuste en consumo e inversión. Se espera que la demanda interna se modere porque se pueden generar desequilibrios en la economía si se mantiene ese ritmo de crecimiento que vimos en el último año y medio.
Los analistas resaltan que hay varios sectores que crecieron los últimos años y se espera una moderación, por ejemplo, el sector de entretenimiento creció más de 30% en los dos últimos años, y sucede lo mismo con el sector del comercio y la industria.
Este año, se está esperando que el mundo crezca menos, así como los países desarrollados y la región. En Corficolombiana se pronostica que todos los sectores presenten una desaceleración con excepción del agro, este se vería favorecido por mejores condiciones climáticas frente al año pasado.
Y en línea con el pronóstico general, los sectores altamente dependientes del consumo de los hogares (comercio, hotelería, restaurantes, industria y servicios) serán los más afectados a lo largo del año. Los sectores asociados a vehículos o que requieren endeudamiento, verán esta dinámica.
La inversión privada, por su parte, recibirá un impacto por el mayor costo de uso del capital en el país, y así un menor crecimiento de la construcción, en particular el sector de la vivienda, que ya muestra fuertes signos de desaceleración. Mientras que el de construcción de infraestructura, tendría un buen dinamismo en respuesta al gran número de proyectos en ejecución.